ESCASEA LA OBRA PÚBLICA EN YUCATÁN Y LOS ALBAÑILES SUFREN LOS PEORES SUELDOS DE LA PENÍNSULA


En Yucatán, la construcción de obra pública se encuentra en niveles mínimos, una situación que preocupa al gremio de los alarifes, quienes aún mantienen su actividad gracias a la continuidad de obras privadas. Bernabé Chan Castañeda, secretario general del Sindicato de Alarifes afiliado a la CTM, señaló que esperan una reactivación del sector público este mes, lo que ayudaría a mejorar las condiciones laborales y el ingreso de muchos obreros. Aunque la obra privada ha mantenido cierto dinamismo con la construcción de viviendas, hoteles y centros comerciales, la obra gubernamental es limitada y restringida, sobre todo a trabajos de calles y caminos.

Durante la celebración del Día de la Santa Cruz, una tradición significativa para el gremio, Chan Castañeda aprovechó para informar que actualmente el 85 por ciento de los afiliados está ocupado, aunque reconoció que esta ocupación depende principalmente del sector privado. Agregó que ya han comenzado a salir pequeñas licitaciones públicas, lo que da esperanza de que el impulso a la industria de la construcción llegue pronto. El dirigente sindical también mencionó que los trabajadores están a la espera de que se ponga en marcha el programa nacional de vivienda anunciado por el gobierno federal, que incluiría miles de casas en Yucatán durante el actual sexenio.

A pesar de que los salarios han tenido ligeros aumentos en algunos proyectos privados, los sueldos que reciben los albañiles yucatecos siguen siendo los más bajos de la región peninsular. El promedio semanal para un alarife va de 3,800 a 4,600 pesos, mientras que un ayudante puede ganar entre 2,600 y 3,000 pesos. En algunos casos, se ofertan salarios más bajos que luego son superados por otras empresas, lo que genera una constante rotación de personal. Según cifras de la Secretaría de Economía federal, Yucatán cuenta con más de 47 mil trabajadores del sector, pero su salario mensual promedio fue de apenas 9,348 pesos en el último trimestre de 2023, el más bajo de la península.

Además del problema salarial, los alarifes también enfrentan retos relacionados con la seguridad y la migración laboral. Chan Castañeda explicó que, aunque la mayoría de los trabajadores está asegurada y las condiciones dentro de las obras han mejorado, muchos prefieren no trasladarse a otros estados como Quintana Roo por los niveles de inseguridad, mientras que al mismo tiempo Yucatán recibe mano de obra de estados como Chiapas y Oaxaca. La falta de incentivos para permanecer en el estado, aun con una ocupación estable, refleja las limitaciones estructurales de un sector que espera un verdadero impulso por parte del gobierno.

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#BMnoticias | La falta de obra pública en Yucatán mantiene bajos los salarios de los albañiles, quienes ganan menos que sus colegas en Quintana Roo y Campeche.