ENVENENAN TIERRA Y CUERPOS EN YUCATÁN: PLAGUICIDAS COBRAN FACTURA AMBIENTAL Y HUMANA



En comunidades del oriente de Yucatán como Dzonot Carretero, Colonia Yucatán y Pocoboch, el uso descontrolado de agroquímicos mediante fumigaciones aéreas ha causado una crisis ambiental y sanitaria sin precedentes. Millones de abejas han muerto, arruinando la apicultura local, y lo más alarmante es la detección de glifosato —un herbicida tóxico— en la orina de niños de la región, además de rastros en el agua subterránea y en los suelos.

Las denuncias de campesinos y apicultores sobre avionetas y helicópteros que rociaban químicos sobre cultivos sin regulación datan de hace años. Sin embargo, las autoridades no han sancionado a ningún responsable. El productor Moisés Hau recuerda haber perdido más de 100 colmenas en 2018, señalando que no solo las abejas, sino toda la vegetación, murió tras la fumigación. “Ni las abejas ni nosotros estábamos seguros”, relata.

Investigaciones del Instituto Tecnológico de Tizimín han confirmado la presencia de químicos tóxicos en la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos, lo que demuestra que el impacto trasciende los campos de cultivo, contaminando cuerpos de agua y ecosistemas protegidos. De 2023 a 2025, se ha documentado una destrucción sistemática de colmenas en Yucatán y Campeche, sin avances para detener esta práctica.

Un estudio realizado por el químico farmacobiólogo Jaime Rendón Von Osten en 2022 reveló glifosato en la orina de varios menores. De 110 muestras tomadas en Dzonot Carretero y Kabichén, cinco dieron positivo. En ambos lugares también se reportaron muertes masivas de abejas, y se constató que la mayoría de los padres trabajan en campos sin capacitación ni medidas de protección ante estos químicos.

La situación se agrava con el uso del fipronil, un pesticida que afecta el sistema nervioso de los insectos y cuya aplicación está prohibida en zonas apícolas. No obstante, sigue empleándose, dejando una estela de muerte en el campo yucateco. “Nadie quiere confrontar a los grandes productores, aunque sus métodos nos estén matando lentamente”, lamenta una apicultora. Mientras tanto, el veneno sigue cayendo del cielo y filtrándose en el agua que alimenta a estas comunidades.

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#BMnoticias | En Yucatán, fumigaciones con químicos prohibidos están matando abejas, contaminando el agua y dejando rastros de veneno en niños. La crisis ambiental y de salud crece sin que nadie actúe.