La saturación del Centro, un problema serio

La reubicación de los paraderos en el centro de Mérida causó opiniones divididas. Muchos se quejaban que su transporte le quedaba más lejos. Otros abogaban por los adultos mayores, porque a ellos se les dificulta caminar. Pero nadie veía el problema mayor: la saturación de las calles.

Me tocó tomar el transporte público en todos los horarios pico y la verdad, era un martirio. Por las mañanas, las banquetas se llenaban de miles de personas que necesitan ir a su trabajo y madrugaban para hacer fila en la ruta más próxima, aunque tuvieran que ir parados. Además, estaban los vendedores ambulantes que se colocaban en zonas donde había aglomeración de pasajeros. Una saturación impresionante.

A partir de las 7 a las 9 de la mañana era el primer horario pico, con miles de trabajadores haciendo fila en los paraderos de las rutas que iban al norte. Las filas eran enormes y si no madrugabas, llegabas tarde a tu trabajo. Esto deriva en otro problema: la falta de unidades que puedan abastecer la gran demanda de usuarios.

Otro horario pico para tomar transporte público era el de las 12 a las 15 horas. Cuando tenía que acudir a mi trabajo en horario vespertino, se volvía un martirio conseguir transporte a esa hora, porque la mayoría de las combis iban llenas y los camiones tardaban media hora en pasar.

Cuando al fin lograba subirme a una unidad, llegar al Centro se volvía una odisea. Esto porque la calle 61 estaba congestionada por todas las unidades de transporte que tomaban esa misma vía para llegar a sus paraderos. Agrégale que a esa misma hora había camiones de refrescos, automóviles particulares, taxis y cualquier otros vehículos convirtiendo a esa vía en un caos.

Los sábados era otra historia de terror. De plano, el único medio al que podía subirme era al camión. Y cuando bajaba, era imposible caminar por las banquetas. Era como si el mundo supiera que a esa hora iba a mi trabajo y todos salian a al mismo tiempo para ir al Centro. En resumen, los sábados eran los peores días para salir a trabajar por la tarde.

Quizá nadie se había dado cuenta que ir al Centro en horas pico era un problema real, hasta que un virus llegó y nos obligó a mantener la distancia. El Centro Histórico no tiene la capacidad de tener a tantos vehículos y personas en el mismo espacio. Urge un cambio que implique tener una mejor movilidad para todos, reduzca el tiempo, el gasto en combustibles y hayan menos accidentes.

Quizá el reacomodo de los paraderos sea una solución temporal, y cuando todos se olviden de las medidas sanitarias, volverá a ser como antes, pero sería genial que las autoridades y empresas concesionarias empiecen a armar un plan de reubicación más ordenado y que no implique obstruir vialidades.

Debería considerarse la creación de estaciones de transporte público, ubicadas en
puntos estratégicos del primer cuadro de la Ciudad. Quizá colocarlos en predios abandonados, para darles un nuevo uso y evitar el deterioro de las construcciones. De esta forma liberas vialidades, reduces la congestión vehicular y los pasajeros podrán disfrutar de espacios cómodos para esperar su transporte, sin tener que estar haciendo largas filas en el sol o la lluvia.

En resumen, urge un plan a largo plazo que solucione el grave problema de la saturación de personas y automóviles en el Centro. Un proyecto que libere las banquetas, despeje el flujo vehicular, mejore la imagen del Centro Histórico y beneficie al medioambiente.

CRÉDITO: CARMEN LÓPEZ